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Ponemos a disposición recursos de información para entender mejor qué es la movilidad social y otros conceptos complementarios. Para profundizar sobre estos temas, el repositorio bibliográfico ofrece una variedad de artículos e informes sobre la materia.

Glosario

¿Qué es?

La igualdad de oportunidades es una idea de justicia social que apunta a la igualdad en materia de acceso, sobre todo en campos como la educación, la salud, el empleo, la vivienda, los servicios básicos, la calidad ambiental y la seguridad social. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), esta sucede en la ausencia de discriminación por factores adscriptivos, o circunstancias en las que se encuentra un individuo, como el origen socioeconómico familiar, el género y las características étnicas o raciales, así como otros rasgos asociados a la socialización temprana, por ejemplo, las condiciones sociales de la localidad de nacimiento o el barrio de residencia durante los primeros años de vida. Por lo tanto, en una sociedad con desigualdad de oportunidades, elementos distintos del mérito o capacidad condicionan la vida de las personas.

¿Qué implica?

Un alto nivel de desigualdad de oportunidades implica que las circunstancias en las que nació un niño o una niña determinarán con un alto grado de certeza sus futuras posiciones sociales, económicas y políticas. Es decir, marcarán sus trayectorias a lo largo del ciclo educativo, acceso al mercado laboral, al bienestar material, a los sistemas de justicia, a la seguridad ciudadana y su capacidad de participar en las decisiones y en el espacio público. Como sus destinos sociales resultantes van más allá de la responsabilidad individual, la desigualdad de oportunidades se considera injusta ya que las personas no pueden ser responsabilizadas.

¿Qué significa?

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) define la movilidad social como cualquier transición que hace un individuo de una posición social a otra. El movimiento puede ser ascendente o descendente dependiendo de la dirección en que se hace la transición entre la clase de origen y la clase de destino, y puede ocurrir de forma individual o en grupo. Los cambios entre estratos sociales se reflejan en los cambios tanto en ingresos y escolarización como la riqueza, y, debido a la dimensión temporal inherente de la movilidad, se puede analizar de manera dinámica dependiendo del tiempo transcurrido para desplazarse de un estrato social al otro.

¿Cómo son diferentes?

La movilidad intrageneracional corresponde a los cambios en la posición social de un individuo a lo largo de su vida, que permite evaluar la estabilidad de los ingresos de una persona. En cambio, la movilidad intergeneracional ocurre entre generaciones y analiza el grado de ‘herencia’ entre las características de los padres y de los hijos en dimensiones como la escolaridad, los ingresos o la riqueza.  Por lo tanto, la movilidad intergeneracional proporciona información sobre los efectos de las circunstancias sociales de origen en el destino económico y social de las personas.

¿Qué implican?

En sociedades donde el grado de herencia es más alto, los individuos vivirán una mayor rigidez social y movimientos limitados, mientras que, en sociedades donde el grado de herencia es más bajo, se vivirá un menor reproducción social y mayores posibilidades de movimiento.

¿Cómo se distinguen?

La movilidad absoluta es el resultado de cambios en los ingresos de los individuos que genera variaciones en la cantidad de individuos que pertenecen a distintas clases -lo que llamamos el tamaño de las clases- a través del tiempo.  Esta medida ayuda a indicar como los cambios en el tamaño relativo de las clases afectan las tasas de la movilidad social.  

La movilidad relativa incorpora el concepto de la igualdad de oportunidades y se refiere a la diferencia en oportunidad que tiene una persona de una determinada clase de origen, respecto de las personas con otro origen, de acceder a una clase de destino respecto de otros destinos, controlando por el cambio en el tamaño de estas clases. Por lo tanto, la movilidad relativa permite saber los niveles de apertura de distintas clases de destino para distintas clases de origen.

¿Qué significa?

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la desigualdad económica se produce a causa de la distribución dispar de recursos económicos entre individuos, grupos sociales o países, y su concentración en segmentos de la población. Tradicionalmente, el fenómeno se cuantifica con el GINI, un índice que calcula la dispersión de ingresos de toda la población. Este índice varía entre 0 y 1; el valor 0 corresponde con la perfecta igualdad, donde todos los individuos tienen el mismo ingreso, y el valor 1 corresponde con la perfecta desigualdad, donde solo una persona tiene todos los ingresos.

¿Es decir?

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) destaca que la desigualdad no trata solo de riqueza o de ingresos, sino que puede abarcar la expectativa de vida, la facilidad que tiene un individuo para acceder a los servicios de salud, la educación de calidad o los servicios públicos, y, además, se puede reflejar entre grupos sociales o entre géneros. Esto es lo que llamamos, por ejemplo, la desigualdad social, educativa o de género, cuyas consecuencias se pueden manifestar tanto en el día a día como a largo plazo.

¿Cuáles son las diferencias?

La igualdad no es un sinónimo de la equidad, ya que a pesar de su proximidad conceptual tienen significados distintos. Por un lado, la equidad introduce un principio ético o de justicia en la igualdad. De este modo la equidad obliga a plantearse los objetivos que se deben seguir o conseguir para avanzar hacia una sociedad más justa. Por lo tanto, la equidad se trata de darles a las personas lo que necesitan, en proporción a sus circunstancias, para garantizarles las mismas oportunidades que al resto. Por otro lado, la igualdad implica asegurar que cada individuo tenga la misma oportunidad de aprovechar al máximo sus vidas y talentos. Aunque los dos conceptos promueven la justicia social, la igualdad lo logra asistiendo a todas las personas de la misma manera, independientemente de sus necesidades, mientras la equidad lo hace tratándolas de manera diferente según sus necesidades. Por lo tanto, una sociedad puede ser a la vez equitativa y desigual.

¿Qué es la pobreza?

Las Naciones Unidas (ONU) define a la pobreza como la condición caracterizada por una privación severa de necesidades humanas básicas, incluyendo alimentos, agua potable, instalaciones sanitarias, salud, vivienda, educación e información. El indicador más frecuentemente utilizado para identificar a los pobres es el ingreso monetario, puesto que ayuda a indicar el poder adquisitivo de un individuo o un hogar con respecto a sus necesidades, y, por lo tanto, se denomina como la “pobreza de ingresos”.

¿Absoluta vs Relativa?

La pobreza de ingresos se define en términos absolutos y relativos. La pobreza absoluta se define como la situación en la que se encuentran individuos que carecen de las necesidades básicas para disfrutar una vida digna. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), este concepto se considera universal al estar fuertemente relacionado con la miseria y al poder ser identificado por un criterio que se define de la misma forma en todo el mundo. Sin embargo, la pobreza absoluta no se adapta al contexto en el que vive el individuo. Por lo tanto, la pobreza relativa sitúa el fenómeno de la pobreza en el contexto que rodea al individuo y mide el fenómeno en función de los costes de vida y necesidades de cada país. Esta perspectiva de la pobreza destaca quienes se encuentran en desventajas económicas y sociales, respecto a personas de su entorno.

¿Quiénes son los pobres?

Los pobres se identifican analizando sus ingresos en función de un umbral o una línea de pobreza predeterminada que permite distinguir a la población entre pobres y no pobres. Como destaca el Instituto Nacional de Estadística (INE), el objetivo del umbral es establecer el coste que supone la adquisición de una cesta de productos esenciales (bienes y servicios) que permita alcanzar los niveles mínimos de satisfacción en lo que a las necesidades básicas se refiere. Debido a la diversidad en condiciones de vida entre países, cada país calcula su propio umbral de pobreza a nivel nacional. Para comparar la pobreza de ingresos entre países, el Banco Mundial establece el umbral internacional de pobreza en la posesión de menos de $1.90 al día.

¿Como se distingue de la pobreza?

La pobreza no es un concepto equivalente a la pobreza extrema. La pobreza extrema es el estado más grave de pobreza que corresponde a individuos que no pueden satisfacer las necesidades más básicas, como alimentarse, beber agua potable, dormir bajo techo, tener acceso sanitario y a la educación. Para distinguir entre las dos situaciones, el Banco Mundial establece el umbral de pobreza extrema en la posesión de $1 o menos al día.

¿Qué es?

La pobreza multidimensional abarca las diversas privaciones que viven las personas pobres en su vida cotidiana, como la mala salud, la falta de educación, los niveles de vida inadecuados, la mala calidad del trabajo y la amenaza de violencia, entre otros. Según la Iniciativa de Pobreza y Desarrollo Humano de Oxford (o por sus cifras en inglés, OPHI), al contrario de una medida unidimensional de la pobreza como los ingresos monetarios, una medida multidimensional de la pobreza puede incorporar una gama de indicadores que capturan la complejidad del fenómeno para informar las políticas destinadas a reducir la pobreza en un país. Dependiendo del contexto de un país y el propósito de la medida, se pueden elegir diferentes indicadores para reflejar las necesidades y prioridades de una nación, así como sus regiones constituyentes, distritos o provincias.

¿Qué significa?

La trampa de la pobreza es un ciclo vicioso de pobreza que se refuerza a sí mismo e impide que los pobres escapen de la precariedad y logren una vida digna. Es decir, la pobreza actual es la causa de la pobreza en el futuro, que resultará en la persistencia del fenómeno. Según el Banco Mundial, la discontinuidad o continuidad de esta trampa depende de factores estructurales únicos para cada país que determinan la probabilidad de adquirir el capital humano y físico necesario para salir de la pobreza. La adquisición del capital humano, el stock de habilidades que posee la fuerza laboral que se adquieren por medio de la educación, salud y experiencia, y el capital físico, la riqueza en forma de dinero u otros activos propios de una persona disponibles para invertir, dependen del acceso a la educación, mercados de crédito, infraestructura, servicios de salud y la contracepción, entre otros.  Estos factores sirven como herramientas para adquirir el nivel necesario de capital humano y físico para salir de la pobreza, siempre y cuando sean accesibles de manera universal y proporcionados adecuadamente. Si se presentan obstáculos en su acceso o proporción, las malas condiciones perdurarán, interactuarán entre sí mismas y reforzarán las carencias de los pobres, resultando en la herencia de la pobreza entre generaciones. Por lo tanto, los individuos con pocos recursos se rodearán de otros individuos en su misma situación, que resultará en el aislamiento de la sociedad y, por tanto, la exclusión social.

La movilidad social y la igualdad de oportunidades

La movilidad social relativa sirve como aproximación apropiada a la medición de la igualdad de oportunidades puesto que permite conocer las diferencias en tasas de movilidad para personas pertenecientes a distintas condiciones sociales de origen. En este sentido, la movilidad social ayuda a destacar entre que clases están las barreras que impiden la movilidad ascendente, lo cual facilita determinar las principales fuentes de la inmovilidad.

El concepto de “la movilidad perfecta” permite visualizar la relación entre la igualdad de oportunidades y la movilidad social. En un estado de movilidad perfecta, no existe asociación entre orígenes y destinos dado que las posibilidades de acceder a cualquier clase de destino son iguales para cualquiera. Si la trayectoria de un individuo o un grupo sufre una desviación de la movilidad perfecta, se indica la presencia de la desigualdad de oportunidades en vista de que el destino social no ha sido condicionado por factores meritocráticos, sino por factores adscriptivos.

Movilidad social, desigualdad y pobreza

En sociedades inmóviles, el futuro de los niños y niñas será mayormente condicionando por el nivel de ingresos del hogar en el que crecen. Tanto la pobreza como la riqueza se heredarán y resultarán en la persistencia de la desigualdad en la sociedad a lo largo del tiempo.

Este vínculo entre la desigualdad e inmovilidad social se produce debido a la desigualdad de oportunidades. Padres y madres en mejores situaciones económicas y sociales son capaces de dotar a sus hijos e hijas de herramientas y recursos que les permite conservar o mejorar su posición e ingresos, que en consecuencia les permitirán acaparar empleos mejor retribuidos y posiciones socialmente más atractivas en el futuro. Sin embargo, está posibilidad está fuera del alcance de niños y niñas cuyos padres tienen menor renta. Por lo tanto, mientras más diferencias haya entre el punto de salida de unos y de otros, más difícil será para niños y niñas de familias más empobrecidas llegar a posiciones similares a las que alcanzan los nacidos y criados en familias con más ingresos.

Por esta razón, las consecuencias negativas de la desigualdad económica se acentúan si no hay movilidad de ingresos, puesto que las ventajas y desventajas de la desigualdad se concentrarán siempre en las mismas personas.   Los grupos particularmente perjudicados y beneficiados son los más inmóviles: aquellos en los extremos de la distribución. Es decir, los ricos y los pobres son los grupos sociales que permanecen en mayor proporción y durante más tiempo en su nivel de ingresos, perpetuando la desigualdad durante una mayor parte del ciclo vital que, en consecuencia, refuerza las repercusiones sociales de la inmovilidad social a través de generaciones.

Consecuencias de la movilidad social

En sociedades con o sin baja movilidad social, los impactos negativos y positivos de la desigualdad de oportunidades siempre se concentrarán en los mismos grupos sociales, puesto que el nivel de ingreso permanece constante a través de generaciones. Siendo así, los pobres perpetuamente vivirán las consecuencias de la pobreza – vidas más cortas, peor salud o menos oportunidades- mientras los ricos aprovecharán las ventajas y los recursos que sus padres les han heredado. En cambio, en sociedades con un moderado o alto flujo social, los más desfavorecidos no se verán permanentemente condicionados a vivir en la penuria económica y podrán tener un acceso y disfrute igual de derechos y oportunidades. Conjuntamente, sí las oportunidades están abiertas y los grupos sociales tienen la misma probabilidad de acceder o movilizarse hacia las posiciones de mayor prestigio y reconocimiento social, se estimulará la ambición y el esfuerzo de los individuos que ayuda a promover la cohesión social. A nivel nacional, este fenómeno conlleva repercusiones negativas para la productividad y el crecimiento económico de un país. En sociedades donde la movilidad social es baja y grupos sociales son limitados al aspirar a ascender en la escala de ingresos, el rendimiento de la inversión en capital humano se reducirá tanto para individuos como para el conjunto de la sociedad que ha financiado el acceso a servicios públicos universales. Esta pérdida de eficiencia no solo supone altos costes sociales, sino que intensifica la concentración de la riqueza y reduce el foco beneficiario de las ventajas vinculadas al estatus social. El resultado es una economía que paga demasiado por la mano de obra de un grupo de privilegiados y que supone aumentar su productividad con poco capital humano.

Desigualdad

La desigualdad ha sido un tópico extensamente debatido en la economía, y en los últimos años, se ha presenciado una explosión en el número de estudios sobre sus principales dimensiones, como el ingreso y la riqueza. Se ha avanzado mucho en el análisis de sus dimensiones, alcances y extensión, especialmente en el ámbito del crecimiento económico -lo que llamamos la evolución positiva de la renta general de un país dentro de un periodo de tiempo concreto-. Considerando la relevancia del crecimiento económico como uno de los mejores indicadores del funcionamiento de la economía de un país, la literatura ha ayudado a dar luz a los efectos negativos que supone la desigualdad económica en un concepto de vital importancia para lograr desarrollo económico y social.

Ciertamente, la relación entre el crecimiento y la desigualdad económica es uno de los debates más extensos que ha sido objeto de estudio por parte de los economistas desde hace más de un siglo y, a pesar de ello, sigue vivo. Uno de los argumentos principales es que las repercusiones del aumento de la desigualdad de ingresos en un ambiente de gran crecimiento podrán ser aceptadas por los ciudadanos hasta cierto punto. Esto se debe al crecimiento general de los ingresos que puede conducir a mayores inversiones, tanto financieras como de ahorro, y a una mayor adquisición de educación superior debido a altos incentivos para trabajar y lograr más altas tasas de retorno. Mientras que, en un ambiente de lento crecimiento económico y alto crecimiento de desigualdad, los únicos grupos sociales que aprovecharán son los que están situados en el extremo superior de la distribución de ingresos. Por lo tanto, grupos desfavorecidos se verán perjudicados frente una disminución en la cantidad de oportunidades profesionales que, en consecuencia, resultarán en iguales o peores condiciones económicas.

Más allá del crecimiento económico, al agravamiento de las diferencias y el distanciamiento entre diversas esferas sociales, provocado por la desigualdad económica, produce una creciente desigualdad social que influye negativamente en la economía en términos de productividad y el bienestar general, de tal forma que debilita la cohesión social, incrementa la conflictividad social y puede fomentar la desconfianza en las instituciones. Además, la desigualdad económica se considera como un factor clave cuando se analizan los factores subyacentes que impulsan los populismos a nivel global. Ciertamente, distintos estudios contemporáneos ratifican que un nivel de desigualdad extremo no es compatible con una sociedad próspera.

La pobreza

Las consecuencias de la pobreza pueden ser devastadoras para las personas que viven en ella debido a los obstáculos que enfrentan en los ámbitos de la educación, salud y en el mercado laboral. Los pobres tienen un acceso limitado a una educación adecuada lo que les impide desarrollar y adquirir habilidades requeridas para obtener un empleo tanto en la juventud como en la edad adulta. Con ello, la mala alimentación los expone a deficiencias nutricionales y en efecto, a un riesgo más alto de complicaciones médicas que va en detrimento de su salud a largo plazo. Además, desde el punto de vista económico, la pobreza frena la productividad económica, dado que un grupo de la sociedad no puede desarrollar las habilidades necesarias para participar en la creación de valor agregado, y, por lo tanto, pone límites a la expansión de los mercados y de las empresas que trabajan para los mismos. Si las consecuencias de la pobreza no son atendidas y los ingresos de los ricos siguen creciendo, la desigualdad económica aumentará.

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